Los tratamientos con queratina surgieron con la promesa de un pelo perfecto y brillante pero detrás escondían ingredientes químicos muy agresivos que no solo acaban dañando el cabello a medio o largo plazo sino que incluso pueden perjudicar la salud por su toxicidad. Uno de ellos es el formol o formaldehído, una sustancia considerada cancerígena. Por eso, estos tratamientos están contraindicados en el embarazo y la lactancia. Después del verano es normal sentir el pelo seco y apagado debido al cloro de la piscina, la sal del mar y el sol, pero existen alternativas naturales para recuperar su volumen y suavidad de forma segura y respetuosa con el organismo y el medio ambiente.

La fitoqueratina es una excelente alternativa. Se trata de un ingrediente 100% vegetal (la queratina es de origen animal), ya que no es más que proteína de trigo hidrolizada. Sus propiedades son infinitas: nutre y repara el cabello, aporta brillo e hidratación y recupera el cuerpo debido a que contiene muchos aminoácidos y proteínas. Es posible adquirir proteína de trigo pura y añadirla (siempre en la dosis indicada por el abricante) en el champú, mascarilla y geles o cremas de peinado o adquirir directamente productos capilares que contengan esta sustancia.

La proteína de trigo hidrolizada no solo es apta para el cabello liso, sino que también devuelve la suavidad y definición a los rizos (la fitoqueratina no tiene efecto alisador) de manera espectacular. Está indicada especialmente para el pelo poroso y seco al que le cuesta mantener la hidratación. Además, también tiene propiedades hidratantes y tensoras para la piel: simplemente hay que mezclarla (a la dosis indicada) en una crema hidratante, sérum o aceite o adquirir cosméticos que contengan este ingrediente. Eso sí, tampoco hay que pasarse, ya que la proteína de trigo en exceso puede conseguir un efecto contrario al deseado.

Para mantener la salud del cabello también es recomendable utilizar productos naturales sin siliconas, que se acumulan en la fibra capilar e impiden que penetre la humedad, ni sulfatos, que limpian de una forma demasiado agresiva y arrastran no solo la suciedad sino también la grasa natural del cuero cabelludo. Tampoco son recomendables ciertos alcoholes y otros ingredientes como los parabenos y aceites minerales derivados del petróleo. Por el contrario, los aceites vegetales son grandes aliados que ayudan a mantener y sellar la hidratación.